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Consejos prácticos para recibir a un nuevo hermano en la casa.

¿Qué implica para un niño la llegada de un hermano?

 

La llegada de un nuevo integrante a la familia implica diferentes tipos de cambios, tanto para padres como para los niños. En ocasiones es necesario modificar desde rutinas hasta espacios físicos de la casa. Al tener los padres que repartir su tiempo, el niño puede perder algo de atención y manifestaciones de afecto; comienza a compartir a sus padres, espacio, juguetes, entre otros.

Por todo lo anteriormente mencionado, es que el hermano que está en la casa, puede presentar ciertas conductas teóricamente inadecuadas pero que son esperables considerando estas modificaciones en su contexto. Los niños pre-escolares, es posible que puedan estar más irritables, lo que puede conducir al enojo y llanto fácil, mayor sensibilidad y un estado general de mayor reactividad. Por otro lado, en respuesta a la pérdida de estructura y control del sistema familiar ya establecido, pueden presentarse conductas oposicionistas y dificultades para separarse de sus padres. Por último, otra conducta que puede surgir en los niños, es una mayor distractibilidad, ya que el nuevo estímulo (recién nacido) puede dificultar la atención. 

 

Por todo lo anterior es que, a continuación, se realiza un listado de consejos prácticos que pueden realizar en la casa para manejar de forma más adecuada los celos y/o desregulaciones frente a la llegada del recién nacido:

 

– Sintonizar con el niño y validar: Es importante comprender el cambio que significa para el niño y validar su emoción. Por ejemplo, “Entiendo que te de rabia que no pueda estar todo el tiempo contigo, es “fome” tener que compartir el tiempo. Pero no te preocupes, siempre vamos a tener tiempo, ¿te parece en la mañana me encargo de tu hermano y en la tarde jugamos a los legos?”

 

– Normalizar la situación: Realizar actividades que simulen que la reproducción es algo natural y normal. Por ejemplo, títeres o cuentos en donde se muestren historias similares a la situación del niño. Por ejemplo, perro mamá con sus cachorros, canguro con canguro chico en la bolsa. Aquí mismo se pueden modelar diferentes conductas; tales como, el recién nacido necesita cuidados especiales, el mayor se enoja porque no tiene atención de la mamá, pero busca una buena solución, le molestan los llantos y se va a pintar a otra pieza, etc.

 

– Minimizar las alteraciones en la casa: Intentar continuar con la estructura diaria del niño. Por ejemplo, evitar que falte al jardín los días que la mamá esté fuera de la casa. En caso de haber cambios, anticiparlos. Por ejemplo, “la mamá va a estar fuera cuatro días, cuando no esté, el papá seguirá llevándote al jardín y te va a ir a buscar tu abuela”. 

 

– Rol de hermano mayor: Entregar responsabilidades especiales para que el rol de hermano mayor tenga cierta recompensa. Es importante que estas responsabilidades sean atractivas para el niño, evitar que sean una carga o agobien al nuevo “hermano mayor”. Por ejemplo, sentirse importante al poder ayudar a mudar, ayudar a entretener a su hermano (se puede aprovechar esta instancia para modelar la manera adecuada de acercarse al niño). Dar beneficios especiales por estar más grande, “ahora que eres hermano mayor, puedes acostarte más tarde que tu hermano”. Tener en cuenta que, si bien es importante involucrar al hermano mayor en las actividades que involucren al nuevo hermano, se sugiere evitar prestar excesiva atención a los logros o nuevos roles en relación a su hermano. Es importante continuar reforzando de forma positiva o dejando espacio para los logros que el niño tenga en sus propias actividades. Esto con el objetivo de que el hermano mayor no perciba que el sistema familiar gira en torno, únicamente, al nuevo integrante. 

 

– Consejos prácticos para el momento en el que se conoce al nuevo hermano: Al llegar a la pieza, puede encontrarse la mamá sola, y que sea el niño quien llame a su nuevo hermano; Se sugiere que, al momento de las visitas, éstas primero pongan atención al niño antes que dirigirse a la guagua (por ejemplo, preguntar cómo van a dormir ahora en la casa, o cómo se fue al jardín en la mañana, cómo se llama la guagua). También, el recién nacido puede traer un regalo especial para su hermano. No olvidar avisar en el jardín, a las educadoras, los días en donde la mamá no estará, con el objetivo de estar más atentas y/o flexibles esos días. En la casa, intentar organizarse, y pasar un rato a solas con el niño. Darle un espacio especial. 

 

Tal como se menciona en un comienzo, el nacimiento de un nuevo hermano trae cambios inevitables y normales, tanto en la estructura familiar, física, y emocional de cada uno de los integrantes. Es por esto que se sugiere normalizar las conductas anteriormente descritas, comprender el contexto, e intentar facilitar los cambios con algunos de los consejos mencionados en este artículo. De todas formas, si los desajustes en la dinámica familiar son mayores a los esperados, los padres se sienten sobrepasados y/o las nuevas conductas interrumpen de forma excesiva un adecuado funcionamiento, se sugiere consultar a un especialista. 

 

Ps. María Ignacia Urrutia

Ps. María José Portales

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